HOY HABLAMOS… …DE UNA HEROÍNA COTIDIANA
Heroína que no quiere serlo, sin ínfulas de ninguna clase ni aires de protagonismo.
Sor María del Rosario Martínez Vicente, Religiosa de la Congregación Hermanas del Amor de Dios.
A Sor Rosario la conocí hace un montón de años. Vino a la Comunidad de Lengua española para sustituir a Sor Luz, otra religiosa de la misma Congregación, en las funciones de la secretaría de la Misión.
Aún residíamos en la “Casa de España”, en el mismísimo centro de la ciudad vieja y junto a la iglesia Groß St. Martin donde celebrábamos las Misas dominicales.
A la sombra de la Catedral de Colonia nos sentíamos felices con nuestra hermosa Iglesia de estilo románico. A un paso de la estación central, tocando el río Rin. ¡Qué más podíamos desear! El P. Isidro, entonces párroco de la Misión, un servidor y muy pronto toda la Comunidad, fuimos conociendo y apreciando las enormes cualidades de esta zamorana de nacimiento, pero española del mundo y cristiana misionera universal. Su trabajo se veía en los frutos que daba. Nunca salía de ella algún comentario de reconocimiento a su labor. ¡No, eso nunca! Actuaba y actúa cómo dijo Jesús: “Que tu mano derecha nunca se entere de lo que hizo tu izquierda”. Pero su arte de emprender los trabajos era como una hormiga que siempre está atareada y nunca para. Y además tiene una salud a prueba de bombas, yo no recuerdo haberla visto enferma. Siempre al pie del cañón.
Juntos recibimos, vivimos y despedimos a varios curas en nuestra comunidad, hasta julio del 2019 que nos quedamos sin párroco. Hace tan solo dos semanas llegó el P. Leandro Nunes Teixeira, él es nuestro nuevo párroco. Hemos recibido la ayuda de otros muchos sacerdotes, para celebrar las Misas y para ayudar con los temas burocráticos.
También nos llegó la pandemia COVI‐19, las prohibiciones del culto en vivo, etc. Durante todo este tiempo, Sor Rosario ha sido el alma mater de la Misión y bien sabe Dios que los trabajos se han intensificado notoriamente. Pero esta religiosa nunca se ha quejado, ni le da miedo o pereza de estar sola en las oficinas cuando otras hubieran dejado de trabajar. No es lo suyo. Ella cumple y calla. No quiere ni reconocimientos ni ínfulas. Lo dije al principio: ¡Una heroína que no quiere ser tratada como tal!
¡Gracias, gracias, y gracias Hermana Rosario, sin ti no lo hubiéramos logrado!
¡Qué Dios te proteja!
Cuídate y Bleib Gesund.
Con cariño y admiración
Juan J. Porres y toda la Comunidad Católica de
Lengua Española de Colonia y Bonn