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CON SOR ROCÍO, REZAMOS EL ROSARIO

 

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Copia de M.Gozosos 1                  M. Gloriosos

 

 

 

 

       

     

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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laicos

 

Iglesia en Salida: mi experiencia en el Congreso Nacional de Laicos de España.

Hace apenas unas horas ha concluido en Madrid el Congreso Nacional de Laicos y siento mi alma embargada por un gozo incontenible y un miedo atroz a no ser capaz de expresar el cúmulo de experiencias vividas, sentidas y agolpadas en mi interior, y que se han sucedido de forma ininterrumpida durante unas cuarenta y ocho horas.

El viernes por la mañana, cansado y sin apenas ninguna perspectiva, salí de Cádiz , me puse en camino para un Congreso de Laicos que no significaba nada para mí; asistía como un servicio al que tenía que ir porque mi vocación de Seglar Amor de Dios se llama servir y jamás me pregunto si eso me va a llevar a algún sitio; con eso doy muestra de mi poca Fe y de mi escasa apertura a las sorpresas que Dios, un Dios que siempre hace las cosas nuevas y supera todos los sueños que cualquier criatura pueda concebir.

A las cinco de las tarde, antes las primeras imágenes que vi en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo, sentí un primer gozo que me abrazó en el alma y que todavía no era capaz de describir, y le dije a una hermana del Amor De Dios que me acompañaba: me estoy entusiasmando.

Pobre mendigo de misericordia, este que escribe, estaba en los umbrales de una experiencia que me iba a sobrecoger- estoy escribiendo estas líneas en el tren, hoy domingo, de vuelta para mi casa, rodeado de viajeros anónimos, como yo, mendigos de misericordia-, y mis lágrimas saltan fáciles como oración y ofrenda al Señor que sobrepasa toda emoción y toda experiencia que pueda ser descrita por palabras de pobre criatura.

Ese viernes iba a comenzar, rápido y veloz, constante y sin parar, la acción del Espíritu en mí e iba a crecer mi conciencia de esa acción del Espíritu; eso no tiene nada de especial porque soy un enamorado del Espíritu, el cual es el patrón del carisma que vivo en la Iglesia, y Él, el Paráclito, no encontró a más indigno recipiente que yo, para hacer sentir su acción sobre todos nosotros.

Mi primer descubrimiento gozoso. En mi visita a la capilla donde estaba expuesto el Santísimo , me encontré una capilla llena de adoradores y adoradoras, procedentes de todos los carismas y de todos los puntos de España, y no pude evitar llorar- el Señor, Mi Señor, no estaba solo- , estaba embargado por la emoción y en la primera vigilia de ese viernes descubrir en el Cirio , el Evangelio y el Pan dado y repartido de la Eucaristía, no solo la presencia de Cristo en medio de nosotros , sino también una Iglesia en Oración, una Iglesia viva y rica que vive de la Palabra, los Sacramentos y la escucha: Iglesia Orante de rodillas ante su Señor como María la que derramaba lágrimas y perfumes a los pies del Maestro , Mi maestro, hace 2000 años.

El segundo descubrimiento empezaba en el trabajo de los ponentes y en las experiencias expuestas en los itinerarios y en los grupos de trabajo: el joven educador de calle de Zamora, el supernumerario del Opus Dei que llevaba un ordenador, la señora mayor del movimiento de Schonstatt, el sacerdote granadino de las Hoac que trabaja con marginados en una parroquia obrera, o el chico catalán de San Feliu de Llobregat decían cosas, y cada cosa tenía sentido, todos tenían razón, y todos se complementaban y se completaban. Dios mío eran profetas, estaba rodeado de profetas, cuando salía de cada reunión, todos me habían ayudado a entender la presencia de los Cristianos en la vida pública, la presencia de las redes sociales o la riqueza e importancia del acompañamiento espiritual. Dios mío todos eran profetas y profetisas y todos eran instrumentos de Ti, Señor de nuestras vidas. Esa sensación crecía cuando oía hablar a la señora de la asociación de la medalla milagrosa, la chica focolar de Madrid, el militante obrero de Murcia o el carismático de Barcelona. Señor estaba rodeado de más de 2000 profetas que hablaban en tu nombre, viejos y jóvenes, hombres y mujeres, profesionales y trabajadores, urbanistas y rurales, universitarios y con pocos estudios, pero todos hombres y mujeres al servicio del Espíritu. ¿Qué estaba pasando a mi alrededor?

Tercer descubrimiento: preocupación de todos mis hermanos congresistas por todas las periferias existenciales y sociales, sensibilidad a todos los sufrientes y marginados, a todos los pobres y los alejados, a los jóvenes y a los de la tercera edad, a los que están solos y a los que buscan, a los que no tienen y son descartados. Dios mío, siento en mis hermanos los laicos y laicas del Congreso las preocupaciones de tu corazón Jesús por los sordos, los cojos, los leprosos todos y las prostitutas, los publicanos y los mendigos, por Zaqueo y la hemorroisa, la hija de Jairo y los endemoniados de tu tiempo. Una Iglesia preparada para servir y ser servidora, en Salida y dispuesta a buscar a los hermanos y hermanas que sufren todos los dolores en el cuerpo o en el alma.

Cuarto descubrimiento en el Concierto del sábado por la noche. Los músicos, los cantantes y las cantantes, jóvenes y viejos, rockeros y raperos, melódicos o juglares, todos poetas de Dios, se hacían instrumentos del gozo de Dios y el Espíritu volvía hacerse presente en el ritmo y en las letras, en los sones y en los bailes, en los gestos y en las voces de todos y cada uno de estos nuevos juglares del Galileo y a través de ellos cientos de personas descubrían la alegría del Resucitado. El ritmo y el baile se hacían trepidantes y el concierto se convertía en oración.

En domingo en la Eucaristía, obispos y Pueblo De Dios, en comunión y en sintonía, en sinodalidad y en escucha, en diálogo y entrega, en acompañamiento mutuo y en servicio los unos a los otros, estallaba en una alegría incontenible: la alegría que es fruto del Espíritu; pocas veces he vivido una comunidad sumida en tanto gozo y embargada por la dicha de la acción del Espíritu.

Estamos ante una Iglesia en salida, orante y sensible ante el dolor de los hermanos, hecha misión y servicio, profética y acompañante, servidora de todos y especialmente de los más pobres e indefensos y que se sabe fuerte porque está en las manos de su Señor. Ahora sí, porque Tú eres su fuerza, está en disposición de salida para ser luz y sal, fermento y esperanza.

Señor, termino de escribir, estoy ya en Sevilla, ya no lloro pero estoy muy contento, en algo más de una hora estaré en Cádiz, en mi casa, en mi misión y mañana a partir de las 8 y me encuentre con mi alumnos, te prometo, Señor, que los miraré con tus ojos, y estaré en disposición de acompañar y dar y en salida para servirlos porque esa es la misión de la Iglesia en Salida ser servicio a un mundo que lo necesita. Ahora sí, Señor, tu Iglesia está preparada y en salida y perdóname si no soy capaz de transmitir a mis hermanos tu acción en mí.

Manolo Rey