Ha sido una experiencia estupenda de la que he aprendido muchísimas cosas y me ha ayudado a empatizar mucho más con la gente, a darme cuenta de que, a veces, las cosas que tú piensas que son importantes no lo son o lo son, pero de menos importancia.
Me he llevado el sentirme bien ayudando a los demás, el sentirme realizada al ver lo agradecidas que son todas las personas, me he llevado días de reflexión, tranquilidad; pensar en las personas que ya no están a mi lado y recordarlas; días de silencio que me han ayudado a estar bien y descansar la mente.
He conocido gente de la que he aprendido cosas diferentes y he aprendido a relacionarme con más personas.
Es una experiencia maravillosa, que estaba dudado si ir en principio y que ahora no me arrepiento de haberla vivido. Te sientes bien al ver que, aunque me haya costado el idioma, un gesto, una caricia, una sonrisa lo agradecen y les sienta bien a ellos.
Y por último me he dado cuenta que la esperanza, de tener una cura o de poder solucionar un problema, nunca se debe de perder.